ticpia, ynic huel ticyamancatzitzquiz, ticyayamaniliz yn itlaçotlatlactzin yn ithic tlatohuani. Yece ¡nomahuiztlaçotemaquixtìcatzine! ca nel ye huel omoyectèten yn mecahuehuetl, ca huel omoyectìtilan yn mecanelhuatl, omotetepitzaaqui yn ititilinaloca yn tepozmitl; ma ytla cuicatl xoconmehuili, ¡onotlaçomahuiztecuiyoe! yn huel tehuelamachti ynic yca yn oc hualca achi mahuiztic, yn àmo yn ihuehueuh, yn tlatohuani David yxpanpa y ehuaz, choloz, quitlalcahuiz yn toyollia yn toyaouh, yn tlacatecolotl; ynyoliliz tlàhueliloc, yn huel cenca quimoxoxopechtitinemi, quitolinitinemi. In huellayacati ynic ytozquicahuan yn tlaçoylhuicac coyoltototl yn quetzalaztatl yn ye ymiquiz tempan, yc motlaocolcuicati, ca ye ynyn quimocuica, yttalhui. Pater dimite illis, quia neciant quid faciunt.2 ¡Notlaçomahuiztàtzine! ma xiquinmotlapòpolhuili, ca àmo quimati yn tleyn yn quichiua.
para que puedas ablandar tu fortaleza [y] suavices el interior de la preciosa extremidad del Señor. Mas ¡Oh mi honrado y amado maestro! Realmente ya pudo tensar la cuerda del tambor, pudo extender la raíz, se endureció por la gran tensión de la lesna. Ojalá que algún canto [como] elxoconmehuili ¡Oh amado y honrado Señor! sea grato para que con él se te honre mucho más, no como el del viejo, el rey David delante de quien partirá, huirá; abandonará nuestra alma nuestro enemigo, el diablo; la vida del malvado que tanto dolor le causa, que lo atormenta. Por eso se escuchan agradablemente la voz del pájaro cascabel @+Fray Bernardino dice que el coyoltototl “ay otra ave que se llama coiotototl, sea como turdos ya dichos, salvo que tienen las gargantas colaradas, y los pechos, y tambien las alas y las plumas de a par de la cola algunos dellos tienen el pecho amarillo, y los codillos de las alas blancos, y cantan muy bien por esto se llaman coiotototl, que qujere dezir ave que canta como cascabel, crian entre las espadañas”. En el Códice florentino. Historia general de las cosas de la Nueva España.Manuscrito 218-20 de la Colección Palatina de la Biblioteca Medicea-Laurenziana. Edición facsimilar, México Florencia Casa Editorial Giunti Barbera, Archivo General de la Nación, 1979, Lib. 11, fol.54, p. 206 r.-@ [y] de la hermosa garza en el precioso cielo a la hora de su muerte, que se convierte en doloroso canto, por eso entona éste, dijo: Padre, perdónalos, porqueno saben lo que hacen. ¡Oh amado padre!, perdónalos porque no saben lo que hace.