Cantares. La Historia de Nuestro Señor Jesucristo en lengua mexicana

folio: 242r

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Cantares. La Historia de Nuestro Señor Jesucristo en lengua mexicana 242r
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Tetlayyyohuiltiani auh ye yca ynic teyxpan quihualmoquixtili, quihualmotitili, yz cemaltepetl, auh quimilhui. Ecce homo. Tla xicyttacan yn ocochtli; cequintin yuh quìtoa. Ymatica quimàcocuilili yn incolololtzin ynic huel quittazque huel ynyollo pachihuiz.

Y el verdugo, @+Se refiere al momento en que Pilato exhibe a Jesús ante el pueblo.-@ por eso lo exhibió ante la gente para que lo venga a ver aquí al pueblo entero, y le dijo: He aquí el hombre. Miren al durmiente; algunos dicen así. Levantó sus prendas con sus manos para que pudiéramos verlo [y] sus corazones puedan estar satisfechos.

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Yn quenin huel cenca teyyçahui ynic otetextiac, ynic otzàtzayan. Yn itlaçomahuiznacayotzin yn ocaca mopallehuac, yn ocaca paliuh, yz ça eztli mootquiticatca. Yn itlaçotlactzin yn huel oxìxipehualoc; yn huel otetzotzonaloc ca nel yn itlaçotzontecontzin, yn itlaçoxayacatzin. Ca ye quittaya yn quenin no moch eztitlan ¿Ac ticatca, yhuan yn nohuian ohuahuaçomaloc, yhuiztica onànalquiz? Tla xihualhuian ¡notlaçopilhuane christianosmee! ynic anquimahuiçozque ynin cenca teyyçahui, temàuhti tixpan tlalilo, titilo. Yn iuh ochihualoc, yn iuh ohualquiz yni ylhuicapepetlaquilotzin, yni ylhuicatonameyotzin, yn teotl Dios tetàzin yhuan yn itezcatzin yn oncan mottatzinoaya, yn oncan quimottiliaya yn iteoqualnezcamahuizçotzin.

Cuán grande es el espanto que da pues estaba hecho pedazos, porque estaba hendido. Su precioso y honrado cuerpo se había teñido, se había coloreado. Se había cubierto completamente de sangre. Su precioso tronco fue desollado; verdaderamente, su cabeza, su rostro fueron fuertemente golpeados. Miraba cómo está ya todo entre la sangre. ¿Quién habías sido; por todas partes fue rasguñado [y] traspasado con las espinas? Vengan ¡Oh! mis amados hijos cristianos! para que se asombren de este gran espanto, [de este] horror [que] frente a nosotros se dispone, se conviene. Así se hizo, así salió el resplandor del cielo, el brillo del sol celeste, de Dios padre y su venerado espejo en el que se miraba allá, en donde se veía la admirable señal de la ira divina. @+La ira de Dios, según el Deuteronomio 4:24 no es irracional, existe siempre una razón para que algo la provoque. En Romanos 1, 18 advierte que es provocada por el pecado y el mal. “Pues la ira de Dios se manifiesta desde el cielo sobre toda la impiedad e injusticia de los hombres, de los que en su injusticia aprisionan la verdad con la injusticia”. Sagrada Biblia, p.1344.-@

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Tla xicyttacan quenin huel cenca mopinahualtiticaya, yn ìquac oncan teyxpan quimoquechilìque yn inepantla yn àmo çan tlapohualtin tlaca, auh ynic oquimochichihuilìque mochi tlacatl yc ycatzinco huetzcaz. Yn imatzin y ylpiticac, onacticac yn ixocohuitztlàtocayotzin, yn ixocohuitztetepeyotzin, auh ymactzinco onolticac yn ácatl, auh yn itlaçotlactzin omache tetzotzonaloc, omach nànalquiz, yn ica yn mécatl yn tehuitequiliztli. Auh aoc huel momelauhtzinohua, ça mocototzahuiltìticac, ça motololtìticac; ça teyyçahuicatzintli, yhuan ça eztitlan yn maquiltìticac, yn omache moezpachihuiti; yn oc noma cequi pipicaticac yn itlaçomahuizezçotzin.

Miren cuánto se avergonzaba, cuando allá frente a la gente lo sostuvieron en medio no sólo de los escribas, y por eso presentaron al hombre a todos para que se burlarán de Él. @+Ángel Ma. Garibay advierte que fueron tres los dolores que padeció Jesucristo: los físicos, manifestados por los golpes, el sudor de la sangre, la fatiga, etc.; los morales: desengaño, ingratitud, sentimiento de fracaso, y los sociales que son a los que alude este pasaje: “Jesucristo sufre su honra perdida que quedó hecha girones”. Caja 11, exp. 7 del Archivo Ángel Ma. Garibay, albergado en el fondo reservado de la Biblioteca Nacional de México.-@ Sus veneradas manos habían estado atadas, tenía clavada su corona espinas, su cerco de púas, y su venerada mano tenía recostada la caña, y su precioso torso fue lapidado, con el látigo fue golpeado. @+Este pasaje alude al texto bíblico del Evangelio según San Mateo Jesús escarnecido por los soldados […] pp. 1194-1195.-@ Y ya no puede enderezarse, sólo se había encogido, había inclinando hacia abajo la cabeza; era terrible, y entre la sangre, se había rendido, estaba cubierto de sangre; [y] todavía de mis manos caía gota a gota un poco más de su preciosa sangre.

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Tla xicyttacan quenin huel cenca opòpoçahuac ynic catca yn itlaçomahuizxayacatzin, ynic quimotètehuilìque, quimixtlatlatzinilique, yn aocmo motlacanexiltiaya. Yn ica chichitl ynic yxtzinco

Miren cuán hinchado, por esta causa, había estado su venerado rostro, porque lo golpearon con piedras, lo abofetearon, ya no se apreciaba como hombre. Le habían escupido con saliva su preciosa faz

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