Tla xicyttacan quenin huel cenca mopinahualtiticaya, yn ìquac oncan teyxpan quimoquechilìque yn inepantla yn àmo çan tlapohualtin tlaca, auh ynic oquimochichihuilìque mochi tlacatl yc ycatzinco huetzcaz. Yn imatzin y ylpiticac, onacticac yn ixocohuitztlàtocayotzin, yn ixocohuitztetepeyotzin, auh ymactzinco onolticac yn ácatl, auh yn itlaçotlactzin omache tetzotzonaloc, omach nànalquiz, yn ica yn mécatl yn tehuitequiliztli. Auh aoc huel momelauhtzinohua, ça mocototzahuiltìticac, ça motololtìticac; ça teyyçahuicatzintli, yhuan ça eztitlan yn maquiltìticac, yn omache moezpachihuiti; yn oc noma cequi pipicaticac yn itlaçomahuizezçotzin.
Miren cuánto se avergonzaba, cuando allá frente a la gente lo sostuvieron en medio no sólo de los escribas, y por eso presentaron al hombre a todos para que se burlarán de Él. @+Ángel Ma. Garibay advierte que fueron tres los dolores que padeció Jesucristo: los físicos, manifestados por los golpes, el sudor de la sangre, la fatiga, etc.; los morales: desengaño, ingratitud, sentimiento de fracaso, y los sociales que son a los que alude este pasaje: “Jesucristo sufre su honra perdida que quedó hecha girones”. Caja 11, exp. 7 del Archivo Ángel Ma. Garibay, albergado en el fondo reservado de la Biblioteca Nacional de México.-@ Sus veneradas manos habían estado atadas, tenía clavada su corona espinas, su cerco de púas, y su venerada mano tenía recostada la caña, y su precioso torso fue lapidado, con el látigo fue golpeado. @+Este pasaje alude al texto bíblico del Evangelio según San Mateo Jesús escarnecido por los soldados […] pp. 1194-1195.-@ Y ya no puede enderezarse, sólo se había encogido, había inclinando hacia abajo la cabeza; era terrible, y entre la sangre, se había rendido, estaba cubierto de sangre; [y] todavía de mis manos caía gota a gota un poco más de su preciosa sangre.