Ca ohuel omache tlahuelcuique, otequanyollohuaque yn ìquein tlahueliloque, ca niman amo çan yyo ynmayc omoyolpoxahuani, omoyolcehuiani, ynic yuhquin oquimottilique yn totemaquixticatzin Jesucristo yece yn maca çan yuh quein huèhue ynma nènenque motenehua elefantes, yn quein tlahuelcuitiani, ynic oc hualca poçoni yn intlahuel, yn inqualan yn ìquac quitta eztli. Çan no yuh omochiuhque; yn oyuh quittaque yn itlaçoezçotzin yc moquimilihuilìticac yn eztitlan maquiltìticac. Yn omache motòtonehuiti, ye ic oc hualca moçoneuhque tlahuelcuìque. Niman yc peuhque yn ye tzatzàtzi. Yuhqui yn quinnananquilia yn tepetl, yn ilhuicatl. Quìtohuaya: Tolle, tolle, crucifige eum.
Por eso se irritaron tanto, se enfurecieron los corazones de aquellos malvados, porque entonces ¡ay! no sólo está en las manos del que fue blando, manso que vieron cómo está Nuestro Redentor Jesucristo, que sólo ofrece sus manos como de viejos a los caminantes [que] se llaman elefantes,@+Se inserta este hispanismo en el texto en lengua mexicana.-@ aquel que es cruel, pues se irrita mucho [debido a] su maldad, su crueldad cuando ve la sangre. Así obraron; Miraron cómo estaba cubierto con su preciosa sangre, impregnado de sangre. Se entregó, se sacrificó, [y] todavía se enojaron más los despiadados. Por eso después comenzaron a gritar. [Y] así les respondió al cerro, al cielo. Les decía: ¡Llévatelo! ¡Crucifícalo!@+San Juan dice: Salió, pues, Jesús fuera con la corona de espinas y el manto de púrpura, y Pilato les dijo: Ahí tenéis al hombre. Cuando le vieron los príncipes de los sacerdotes y sus servidores, gritaron, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale! Díjoles Pilato: Tomadlo vosotros y crucificadle, pues yo no hallo delito en él”.(19, 5-6).-@